
Justin Lin, de Rápidos y Furiosos, regresa al cine independiente con Últimos Días, la historia real del misionero John Allen Chau
Cuando en 2018 se supo que el misionero estadounidense John Allen Chau, de 26 años, había sido asesinado en la Isla Sentinel del Norte —uno de los lugares más remotos e inaccesibles del planeta—, la noticia desató una ola de reacciones tan inmediatas como polarizadas. Algunos lo consideraron un mártir que obedecía la Gran Comisión hasta los confines de la Tierra; otros lo calificaron de imprudente, incluso de delirante.
Entre quienes siguieron la historia en tiempo real se encontraba Justin Lin, el director que revitalizó la franquicia Rápido y Furioso y llevó Star Trek Beyond a la gran pantalla.
“Estaba en una sala VIP de aeropuerto cuando apareció la noticia”, recordó Lin. “Tuve una reacción visceral. Luego mostraron su rostro —un joven asiático-americano— y algo en mí se estremeció. Escuché su nombre: John Allen Chau, 26 años. Pensé: es el hijo de alguien, el hermano de alguien. ¿Quién soy yo para juzgarlo en veinte segundos?”
Esa impresión inicial se transformó en un proceso creativo de tres años y marcó el regreso de Lin al cine independiente con Últimos Días, una dramatización de los eventos que culminaron en la muerte de Chau. La película sigue su recorrido desde la Universidad Oral Roberts hasta su trabajo con el grupo misionero All Nations, donde se preparó durante años para alcanzar a los sentineleses —a quienes consideraba “el último bastión de Satanás”— con el Evangelio.
Pero más allá de los hechos, Lin indaga en la humanidad de Chau: su identidad bicultural como hijo de padre chino (interpretado por Ken Leung) y madre estadounidense (Claire Price), su comunidad de fe y los amigos que avivaron su fervor misionero.
El joven misionero es interpretado por Sky Yang, mientras que Radhika Apte encarna a Meera, una funcionaria india decidida a descubrir la verdad tras sus últimas horas.
“John creció en un hogar cristiano cálido y solidario”, explicó Lin. “Tenía fe, aspiraciones y una intensa necesidad de propósito. Al profundizar en su humanidad, pude comprenderlo más allá de los juicios.”
Basada en el artículo de Alex Perry para Outside, Últimos Días se adentra también en el drama interior de Patrick Chau, el padre del misionero: un psiquiatra cristiano devoto que terminó atribuyendo la tragedia de su hijo al “cristianismo extremo”.
“Tengo un hijo adolescente”, dijo Lin. “Leer la historia de Patrick me conmovió. Ese intento constante de conectar con tu hijo, y aun así sentirte distante… no era solo un relato sobre la fe, sino sobre familia, generaciones y lo difícil que puede ser verse realmente.”
Esa empatía se convirtió en el núcleo emocional de la película. Cuando el guionista Ben Ripley le presentó un guion que exploraba la historia desde múltiples perspectivas —incluyendo las autoridades indias que investigaron la muerte—, Lin sintió que había encontrado el enfoque que buscaba.
“Empieza casi como un procedimiento policial”, explicó, “pero luego se abre hacia algo más grande. Si poblamos esta historia con personajes reales y perspectivas vividas, deja de ser un juicio y se convierte en una oportunidad para conectar.”
En Últimos Días, Lin aborda las contradicciones de un joven aventurero, culto y profundamente creyente, convencido de haber recibido un llamado divino para evangelizar a la última tribu no contactada del planeta.
“Esta película no busca respuestas definitivas”, sostuvo el director. “John era un narrador. Seleccionaba qué mostrar en sus diarios y fotos. Yo no quería preguntar si era verdad o mentira, sino por qué. ¿Qué lo movía?”
Mientras algunos, como los autores del documental de National Geographic La Misión, ven en Chau un símbolo de los peligros de la evangelización moderna, otros —como Jaime Saint, nieto del misionero Nate Saint— defienden su causa.
“En el cristianismo, la medida del éxito no es el resultado, sino la obediencia”, ha dicho Saint.
Lin, sin embargo, se resiste a los extremos.
“Entrevisté a misioneros, periodistas y antropólogos, todos con posturas firmes”, comentó. “Pero cuando te detienes a escuchar, descubres que es una historia sobre el anhelo humano: el deseo de conectar, de encontrar propósito, de escapar de los límites que nos imponen. Eso es universal.”
Al leer los diarios de Chau, Lin notó resonancias literarias inesperadas.
“Se veía influenciado por Robinson Crusoe, Tintín y por relatos misioneros como Punta de lanza”, dijo. “Pensé: ¿y si la película adoptara el mismo lenguaje visual que lo inspiró a él? Así nació la idea de combinar la épica aventurera con una odisea espiritual.”
El resultado es un film híbrido —entre la aventura y la introspección religiosa— que utiliza los códigos del cine clásico para acercar al espectador a la mente de Chau.
“No quería hablar de ‘tropas narrativas’”, explicó Lin, “pero sí usar recursos familiares para que el público sintiera lo que él sentía. De esa manera, nos acercamos más a su humanidad.”
Aunque Lin no se identifica como cristiano, asegura que trató el tema con respeto.
“Crecí en el condado de Orange en los 80. El cristianismo estaba presente: fui Boy Scout en una iglesia, mis amigos y entrenadores eran cristianos. No aprendí teología, pero sí decencia, respeto y amabilidad. En la vida tomas lo bueno y lo malo, y esperas que te haga mejor persona.”
“Como no creyente, me sentí identificado”, añadió. “¿Cómo enfrentamos el fracaso? ¿Nos levantamos o buscamos culpables? En el proceso de esta película me sentí más cercano a él: un hombre de fe, sí, pero ante todo un ser humano complejo.”
Lin espera que Últimos Días genere conversación entre quienes sostienen visiones opuestas y promueva la empatía donde antes había juicio.
“Por la historia y por la humanidad de John, deseo que la gente salga inspirada a dialogar con quienes piensan distinto”, dijo.
“Ese es el poder del cine: tender puentes. Es lo que siempre quise hacer.”
Últimos Días se estrenará exclusivamente en cines el 24 de octubre.